La costa de Almería abarca la cuarta parte del litoral Andaluz. Una costa cuajada de acantilados, de entrantes y salientes, que han permitido la irrupción de recoletas poblaciones de blanquísimas casas que tratan de hacerse hueco en la inmensidad del mar. Agua Amarga, lugar tranquilo y sosegado, es una de ellas. En este antiguo pueblo de pescadores aún se conserva un cálido y confortante ambiente. Todavía es posible olvidarse del reloj y pasear a la orilla de limpias calas que se pierden en el infinito horizonte. A pesar de la "invasión" turística, que en todo caso no es exagerada, esta localidad almeriense conserva aún su arquitectura típica de limpísimas fachadas, tan inmaculadas como la claridad de sus aguas. La mismísima cala del pueblo, de unos 800 metros es un buen comienzo para iniciar un periplo por playas y calas de gran belleza. Así, en coche se puede acceder por la rambla del Plomo a la playa del mismo nombre. Grava y fina arena se pierden con el mar...